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… Seguimos hablando de los límites *

Por Marian Rosales Pajuelo**

En las charlas que se dieron en el Trinity College, se pretendía transmitir de forma clara una serie de alineamientos psicoanalíticos sobre temas donde los padres habían mostrado un interés para luego abrir un espacio de preguntas e inquietudes con ellos.

Con dichos encuentros también pretendemos que los padres conozcan nuestra forma de pensar y el lugar que ellos ocupan en esta manera de plantearnos la crianza.

En la primera sesión realizada el 10 de diciembre de 2021 , hablamos de las funciones maternas y paternas en la crianza de los hijos. La función materna que sostiene al bebé desde el nacimiento, lo alimenta , lo cuida. Ese vínculo tan especial que se crea ,que es único en cada díada madre-hijo y que va a constituir un fondo de armario en la vida de la persona.

El bebé estará en un continuo de ilusión-desilusión. Cuanto más pequeño más cerca de la ilusión. Hay un autor, Daniel Stern, que destaca la importancia de ese espacio que se genera con las aproximaciones no con los aciertos plenos, no somos adivinos, es una relación que se construye genuinamente desde la persona de cada uno.

Está díada será sostenida por la función del padre, que va a posibilitar que esta relación tan íntima y compleja se establezca, al igual que la sostiene, a su tiempo su función es fundamental para recordar a la madre que ella no es el hijo, y al hijo hasta donde puede llegar con su madre.

Planteamos la importancia del no, y del equilibrio en la crianza entre el no y el si.

En la segunda sesión, realizada el 25 de noviembre 2.022, al plantearnos hablar de los límites, pusimos sobre la mesa que éramos conocedoras de las sensaciones de malestar que conllevaba dicha tarea. Palabras como frustración, impotencia, no saber, hastío… seguramente son las que más acuden a la mente cuando esta tarea se ha vuelto un campo de batalla . Les transmitimos que todas las acepciones anteriores había que conjugarlas con palabras como, creatividad, expansión, libertad, desarrollo… para asi poder constituir el campo de juego donde lo permitido y lo prohibido están presentes y la articulación entre ambas se dará de manera única en cada persona.

Destacamos una serie de ítems evolutivos en distintas edades de desarrollo que nos parecieron útiles para conocer qué se puede esperar del niño en cada etapa, y qué características psicológicas aparecen, destacaré algunos que dan cuerpo al tema del artículo, los límites estructurantes, límites para la vida.

La aparición del lenguaje en los niños de 18-24 meses va a producir ricas interacciones en la que los padres ayudan, estructuran y elaboran, respondiendo a las sensibilidad, los deseos y las capacidades del niño. El aumento de la capacidad móvil y física conduce a la necesidad de establecer límites, el niño puede hacerse daño y causar daños, también será el momento que la sociedad pide a los padres que empiecen el proceso de socialización del niño en serio.

En este periodo Daniel Stern. nos va a hablar de la zona creativa de los límites, las zonas grises, en su libro“La constelación maternal”.

El campo que se va definiendo entre lo que se permite y lo que se prohibe irá definiendo los límites necesarios para que el desarrollo y sus potencialidades puedan desarrollarse. Para que esta potencialidad sea posible definir por donde se prohibe, por donde se abre, es algo específico de los padres con sus hijos y en gran parte se trata de estar en las vidas de los hijos, conocerlos y desconocerlos, en compartir afectivamente con ellos la experiencia de vivir.

Es difícil poner los límites si no se juega con los hijos. No solo jugar a algo concreto, que también, porque ahí cada uno pondrá su sello, su estilo propio; jugar en el sentido de generar ese espacio de reciprocidad donde estén presentes semejanzas y diferencias. Jugar en el sentido de jugártela, Ese espejo amodal que responde en un registro distinto, pero en sintonía con lo que el niño emite. Los límites van a ser estructurantes, van a custodiar el desarrollo del niño y que sus potencialidades se lleven a cabo.

Los límites se sostienen sobre el amor, o dicho de otro modo, el buen amor lleva implícito los límites. Son dolorosos para quien los pone y para quién los recibe.

  1. Los límites se generan desde el ofrecimiento del otro (hoy en día los padres proponen cosas, no se proponen a si mismos). Todo esto en relación con que los límites estructurantes que protegen tienen que ver con hasta donde puedo llegar con el Otro, y hasta donde llego conmigo mismo. Es decir, se va constituyendo un campo de juego con el otro, donde las marcas que van quedando sobe el terreno de juego irá definiendo, transformando distancias, acercamientos-alejamientos en el vínculo.
  2. Los hábitos en la primera infancia preceden a los límites como lo detalla Miriam Botbol en su “El orgullo de descubrir 3-6 años”. El arte de permitir y prohibir se basa en la complementariedad entre limitar adecuadamente la conducta infantil y el aprendizaje de nuevos hábitos de comportamiento y relación.
  3. Los premios y castigo pueden funcionar como marcadores de límites, pero es más importante dar la oportunidad de reparar. Hacer algo distinto irá constituyendo las bases para que el super yo sea una estructura protectora que permita que se pueda transformar el error cometido, hecho fundamental que enmarcará la experiencia de una identidad dinámica, no cosificada por carteles de bondad y maldad.

 

En el trabajo con padres nos acompañamos de autores de otros campos, pedagogía, sociología, que consideramos que especifican o aterrizan planteamientos psicoanalíticos.

Por ejemplo, de la mano de Francesco Tonucci, pensador, psicopedagogo y dibujante, nos adentramos un poquito a través de sus dibujos en la mirada del niño con ilustraciones de su obra “40 años con ojos de niño”. Su humor agudo ayuda a generar un clima de trabajo cercano sobre conceptos arduos.

La importancia de escuchar al niño y desde un lugar adulto dar una respuesta a esa mirada, a esa necesidad.

El economista y profesor de Sociología Salvador Cardús, nos plantea en su libro “El desconcierto de la educación” que, si los padres no cogen las riendas de la educación de sus hijos, otros u otras cosas las harán, abriéndose el campo de los riesgos qué un niño o un adolescente puede correr hoy en día.

Es decir, en el tema de los límites los padres son los protagonistas, los libros pueden ayudar, si no se convierten en el objetivo a cumplir. Es un saber de sabor de cada padre con su hijo, donde lo que se entiende, se transmite de forma personalizada. Transmitir esta apasionante tarea y legitimar ese lugar, que muchas veces queda camuflado con recetas, teoría famosas, y cuestiones más complejas, como sin lugar a dudas el lugar que ocupa ese hijo en cada padre, que, en este artículo, ni en la sesión pudimos desarrollar.

El desconocimiento del desarrollo de los niños y adolescentes es un motivo por el que a veces los padres son espectadores de situaciones donde no saben como situarse y lo traducen de forma errónea. En el espacio que posteriormente se crea con ellos, nos transmitieron su sorpresa ante algunos hechos del desarrollo que destacábamos, que para ellos no era significativo, como fue el tema del pudor.

El tema de las nuevas tecnología también fue un tema princeps en las preguntas que planteaban los padres.

En nuestra exposición nos servimos de la valiosa aportación de Serge Tisseron, médico, psiquiatra, psicoanalista, miembro de la Academia de las Tecnologías.

Creador de la regla “3,6,9,12”, da pautas a padres para que los niños puedan utilizar las pantallas , aprendan a usarlas y a prescindir de ellas. Este autor orienta a que los padres hablen mucho con los niños para poner palabras sobre las experiencias que van adquiriendo.

Encuentro muy enriquecedor presentar a los padres profesionales que se dedican a investigar con el objetivo de hacer más placentera la crianza. Psicoanalistas que editan libros, artículos que les pueden ayudar a entender, a generar un marco donde poder moverse con libertad, donde el psicoanálisis aparece muy cerca de las necesidades de los padres en un tiempo donde la forma de crianza ha cambiado radicalmente en muchos aspectos.

 

 

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